Carlos Murillo

Pintor Vallecaucano, príncipe de la pintura cuántica Latinoamericana

 

“Somos seres cósmicos de naturaleza espiritual donde el cantar del rocío en el amanecer es igual al sonido titilante de un lucero en una galaxia X. Como el trinar de un pájaro, cuando acompaña el ruido de una cascada espumosa, al igual que un árbol desprende una hoja, y esta abre sus ojos para ver donde nacerá después”. Estas son las palabras de uno de los artistas más talentosos del Valle del Cauca que ha logrado plasmar de alguna forma, ese realismo mágico colombiano lleno de tonos y texturas, tal como lo percibiría el premio Nobel de literatura Gabriel García Márquez. Carlos lo abarca todo y lo dice todo sobre el color latinoamericano, tan cálido como los atardeceres, tan violento y ardiente como el corazón mismo de Latinoamérica. Sus cuadros son eso, una expresión magistral del sentimiento de muchas etnias que se han confundido heterogéneas  en un solo drama, en una sola pasión que mueve las entrañas de los que hemos crecido y amado nuestra querida Colombia. Lo inexpresable se hace posible a través del surrealismo fantástico y a la vez serio y armónico logrado por el pincel de Carlos Murillo.

Sin dejar de ser arrogante,  la armonía del color se confunde con las escalas delicadas de las delicias de la tierra colombiana. Somos precisamente sangre tierra, naturaleza y pasión. Pudiera decirse que Carlos Murillo ha traspasado la barrera del surrealismo para convertirse en una expresión excepcionalmente cuántica de los sentidos a través de la pintura.

 

Por Konrad Streinesberger

Director de la Red Mundial contra la Violencia